Los niños, en sus diferentes etapas de desarrollo, se ven en la necesidad de adquirir un repertorio de habilidades que pongan de manifiesto su eficacia, que va siendo mayor de forma progresiva, para desenvolverse en el medio social en el que se encuentran.

La adquisición de habilidades se basa en la capacidad (aptitud) que todo individuo posee, en condiciones biológicas normales, para lograrlas mediante el aprendizaje.

En la medida en que una deficiencia aptitudinal impida o dificulte el logro de una habilidad puede considerarse la existencia de un primer tipo de problemas.

Por otra parte, diversos factores, bien del individuo, bien del medio en que se encuentra, pueden llevar a una situación de retraso en el dominio de una habilidad, en ausencia de un déficit aptitudinal que lo justifique; lo cual constituye un segundo tipo de problemas.

En la actualidad, se considera que una gran parte de la población en edad escolar necesita asistencia profesional de algún tipo. No obstante, muy pocos niños y adolescentes presentan problemas emocionales graves.

El psicólogo hará una evaluación inicial en la que se recoge información sobre la situación del niño o del adolescente. Para ello, se entrevistará con los padres y con los profesores y realizará una valoración psicoeducativa del menor. Posteriormente se elaborará el consejo orientador o el plan de intervención a seguir.